Relaciones histórico-culturales
En su temprana cultura los croatas aparecen como "el pueblo de los tres alfabetos". Además del latino, en sus varias versiones aparecen también dos "alfabetos eslavos", el glagolítico y el cirílico. Tanto el glagolítico como el cirílico fueron creados en el siglo IX y se vinculan con la actividad educativa de los "hermanos de Tesalónica" Cirilo (Constantino) y Metodio, de origen griego, quienes aprendieron la lengua de sus vecinos eslavos que en aquella época se extendía en sus variantes muy afines desde el sudeste hasta el norte europeo. Ambos alfabetos eslavos se usaban en el territorio croata, y también tenían una redacción especial croata; para la redacción croata del cirílico se usan también los nombres de hrvatica, arvatica, bosančica y otros. Se considera que los monumentos más viejos estaban escritos en glagolítico, aunque la ciencia no aceptó generalmente cuál de los dos alfabetos es más antiguo. Desde el siglo XVI el alfabeto latino en Croacia suprimía cada vez más primero el cirílico, mientras que el glagolítico se mantuvo en ciertas áreas en la liturgia hasta el siglo XIX, especialmente en Hrvatsko primorje.
Similar a su posición en cuanto a los alfabetos, Croacia se encontraba en las líneas divisorias entre el Occidente y el Oriente, entre el mundo eslavo, romano y germánico, en la frontera de la cristiandad occidental con la oriental, y luego en la frontera de la cristiandad con el islam, y finalmente en el punto de conflagración entre la democracia y el comunismo. A pesar de que políticamente Croacia estuviera guiada en direcciones distintas, o hasta opuestas, en lo cultural Croacia siempre gravitaba hacia el oeste. Al conseguir la independencia, todas las anteriores líneas divisorias hoy pueden ser puentes de un entendimiento y una cooperación europeos, donde Croacia puede encontrar un lugar activo propio.
La relaciones culturales entre Croacia y los croatas y otros pueblos y países europeos tienen una larga tradición, ya desde el establecimiento de los primeros ducados croatas. Con el posterior desarrollo de ciertas culturas nacionales dichas relaciones se multiplicaban, y hoy se integran en la cultura europea y mundial, especialmente la global y masiva. En el resumen que se da a continuación intentaremos destacar algunas de esas relaciones culturales, especialmente las que han dejado huellas más profundas, aunque en ese sentido las naciones y los centros culturales europeos más grandes, que hoy forman parte de la Unión Europea, tienen cierta prioridad.